100 años de Úrsula

En fin, recién vuelvo de la comiquería y tengo esa mezcla química en mi cerebro que algunos llaman Felicidad. Aunque tengo que conformarme con comics en español y no puedo comprarme el comic de uno de mis personajes rpeferidos porque odio que tradujeran su nombre. LOS FUCKING NOMBRES NO SE TRADUCEN.

Anyways, Salvat comenzó una colección de DC, que me dejará completamente pobre -pero medianamente feliz, medianamente porque está en español, cosa que incluye cosas como Bajo la Capucha Roja-. El primero será Hush, que es una de mis sagas preferidas de Batman con la maravillosa escritura de Jeph Loeb y el maravilloso arte de Jim Lee. Son tres leyendas en total: Loeb, Lee y Batman, ¿Qué mejor que eso? Pero el caso es que cuando vi la publicidad y decía "Batman: Silencio. Parte 1 y 2", me puse a pensar ¿cuál carajo es Silencio? Hasta que luego de varios minutos de mirar y mirar las miniaturas de imágenes reconocí el dibujo de Jim Lee y alguna escena y recién caí en cuenta de que era Hush y puteé por la traducción. Soy traductora y me molesta que se traduzcan cosas, así es la vida de lo absurdo.

Pero aún necesito que alguien me expliqué porque Dick puede ser Nightwing (y ya tenía un alias españolizado: Ala Nocturna), Barbara puede ser Batgirl (Batichica), Selina puede ser Catwoman (Gatúbela), Diana puede ser Wonder Woman (La Mujer Maravilla), y a Jason me le ponen Capucha Roja. Los odio very much, thank you.

Pero en fin, de eso no iba la entrada, pero de tanto no escribir entradas ya se me pegó el método de Mad de comenzar hablando de algo que no tiene nada que ver y llevarme en eso media entrada.

Ahora sí, con ustedes la entrada:



Después de años de tenerlo como una de las más pendientes de mis asignaturas, finalmente leí 100 años de Soledad. Me llevó como 5 días, vaya que estoy oxidada. Pero me enorgullece decir que no me perdí en las enmarañadas ramas del árbol genealógico de los Buendía ni una sola vez :B

:B


Also, me di cuenta que Mad castigó mi ausencia del blog sacándome de la sección de qué estamos leyendo. Pero supongo que es justo.

Cien años de Soledad es una obra maestra, es una de la maravillas de la literatura y nada que yo pueda decir le hará justicia porque no soy crítica literaria, sólo soy una persona que disfruta leer. Y vaya que disfruté leer este libro. En general disfruto de García Marquez. El realismo mágico es un género con el que puedo compenetrarme hasta lo más profundo. Es quizá el género que más satisfacción me genera al leer. Amo la fantasía, pero también amo el realismo. Un mundo en el que convergen lo real y lo imaginario en un equilibrio tan íntimo que se hace reconsiderar todo a tu alrededor, eso es exactamente lo que me llena el alma al leer.

Sus personajes son tan encantadores como despreciables, y eso significa que pudimos conocerlos a fondo, porque los seguimos durante toda una vida. Desde un punto en el futuro recordando un pasado que aún no llega, hasta la revelación final de el viento se llevará el espejismo y no quedará ni un recuerdo.



100 años de soledad es una telaraña, tejida con la vida de los personajes que se entrecruzan y repiten una y otra vez en las mismas vueltas, y el tiempo, que pasa, pero no tanto. Y una telaraña que nos atrae y no nos suelta hasta que descubramos la última de las páginas de los misteriosos pergaminos de Melquíades.

Úrsula ha sido quizás mi personaje preferido. Una mujer centenaria que dedicó su vida a soportar la locura de su familia y procurar que su estirpe siguiera adelante. Y en especial evitar que alguno de los suyos naciera con cola de cerdo. Pobre de Úrsula que no vivió lo suficiente para ver que todo por lo que luchó y se mantuvo firme, que sus mayores temores estuvieron escritos desde el principio. Úrsula es para mí el personaje que mejor representa (en mi viaje personal por sus páginas) los 100 años de soledad (Bueno, ella y Santa Sofía de la Piedad que también lo ilustra maravillosamente, pero no ha estado desde el principio). No tenía el dinamismo trágico de los José Arcadio ni aire solitario de los Aurelianos, pero se mantuvo en pie ante la adversidad, ante la locura de su marido, ante la perdida de sus hijos, nietos, bisnietos, ante la guerra, la rebelión, el diluvio de cuatro años, once meses y dos días (aunque técnicamente estuvo en cama). Vivió tanto que, una mujer conocida por todos, fundadora del pueblo, madre del famoso Coronel Aureliano Buendía, cuando muerta casi nadie asistió a su entierro, porque ya nadie la recordaba. Úrsula es la mayor testigo de cómo pasó el tiempo sin pasar realmente, y no por recuerdos adquiridos de un tiempo lejano. Y es por esto que sentí que tras la muerte de Úrsula el libro se terminaba, aunque aún faltaba decidir el destino, más bien presenciar pues ya estaba decidido desde los gereoglíficos indescifrables de Melquíades, de Amaranta Úrsula, José Arcadio y Aureliano.

La realidad es un espejismo y el tiempo la amolda a su antojo. Así pues el Coronel Aureliano Buendía no fue más que el nombre de una calle, un invento del Gobierno para matar liberales. Así también la masacre en la plaza y el tren con 20 vagones y más de 3000 muertos no fueron más que imaginación de José Arcadio Segundo y cuento de un viejo que una vez fue un niño al que nadie le creía.

Porque el tiempo y la verdad se hacen y deshacen, como los pecesitos de oro en el taller de platería.

Los Buendía fueron una familia de obsesivos con aire solitario, que vagaban en un espacio donde el tiempo pasaba pero estaba detenido, entre las líneas de los real y lo mágico, de los vivos y los muertos, de la razón y la locura. Desde José Arcadio Buendía hasta el pequeño Aureliano con cola de cerdo.

Ayuda-memoria


- Es todo un antropófago - dijo -. Se llamará Rodrigo.
- No - la contradijo su marido -. Se llamará Aureliano y ganará treinta y dos guerras.

Y uno diría, "Ay, Aureliano, no has aprendido nada". Pero no había nada que aprender, porque toda lección no fue más que un espejismo, y su destino estaba ya escrito en esas páginas que sus antepasados ya habían tratado de descifrar. Pero no pudieron, porque aún no era el tiempo. Porque los 100 años de Soledad aún no llegaban a su fin.

Yo no doy calificaciones como Mad, porque no me siento capacitada. Pero repetiré lo que muchos han dicho antes de mí. Una obra maestra. Sin dudas, definitiva.



Y recuerden, si tienen hijos con su prima o tía, les saldrán con cola de puerco.

Ahora sí, a tomar el té.


Fernanda jamás superó lo de las Sábanas

Ok, el último, ya me voy.

-A Marcel le gusta esto-





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