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Mostrando las entradas de octubre, 2014

La leyenda del libro piraña.

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Lo estaba esperando señor Bond… ¿O eres señora? ...Pues te vistes como señora. Ya se que me estaban extrañando, pero cómo no extrañarme con lo amigable, simpático, divertido, carismático y xenofóbico que soy. Me aman, lo sé.  Bueno, señora de las cuatro décadas -¡Señora! (8)-, le cuento que he cuando dejo de morderme la lengua y caerme de la cama suelo cortarme los dedos con las hojas de los libros que llegan a mi por cuestiones del azar, libros que me seducen por su tapa, que me venden la asquerosa publicidad, que la superficialidad trae al dintel de mi puerta -y el cuervo dijo, nunca más-. Nunca, nunca más. Luego de que mi manos siguieran desangrándose por los cortes mis ojos descifraban las letras y la historia comenzaba una vez más a contarse sola. Por eso hago ésta entrada de un libro que pasó por mis manos, un libro que tal vez dejó su huella o tal vez yo dejé mi huella en él por leerlo con las manos sucias, un libro que pudo ser bueno, que pudo ser malo, eso lo verem