Ansiedad en primera persona

Les voy a contar una pequeña historia de lo que es vivir con ansiedad.

El martes de la semana pasada (16 de julio de 2019) volvía del trabajo y entrando al edificio me encuentro con una vecina, una señora de más de 80 años que me he cruzado varias veces  y que onda Dori me contaba siempre la misma historia.

Esta vez no me contó como compró el departamento hace 40 años, sino que me pidió que le tire algo que tenía envuelto en papel de cocina en la basura afuera. Señora de 8 décadas, por supuesto que no me iba a negar.

Salgo a tirar una basurita insignificante envuelta en papel de cocina al contenedor que está en la vereda y vuelvo a entrar. La señora me estaba esperando con el ascensor abierto. Ok, todo bien, le hice un favor, entonces ella me hace uno esperándome con el ascensor abierto. Pongo los pisos y me pregunta en qué departamento de mi piso vivo. No sospecho nada, contesto. Luego me pregunta si vivo con mi familia, nuevamente contesto.

Cuando bajo en mi piso y cierro el ascensor me golpeó una inseguridad de repente que le mandé a Mad -por supuesto, Mad siempre tiene que aguantar mis ataques- una seguidilla de 5 audios narrando como creía que mi vecina de más de 80 años estaba en complicidad con alguien para ya sea entrar en mi casa o secuestrarme. ¿Qué era esa basura que me hizo tirar? ¿Fue sólo para marcarme y que su cómplice afuera me viera? ¿O tenía una de esas drogas raras? Es la cómplice perfecta, ¿quién sospecharía de una anciana que olvida todo cada 10 segundos?

Pensé, no por primera vez, en poner la mesa trancando la puerta durante la noche.

Los días pasaron, no me secuestraron y casi que lo olvidé, pero el jueves pasado (25 de julio de 2019) cuando bajo del ascensor en planta baja para salir al trabajo me encuentro nuevamente con la señora, esta vez con una bolsa de basura y nuevamente me pide que se la tire. Lo hago, porque soy buena e idiota y la señora es grande y hace frío.

Y mientras voy camino al subte le mando un audio a Mad preguntándome si ese no era el día en que actuarían, y tirar esa bolsa de basura era para marcarme. Además volvería tarde a casa porque tenía mi curso nerdo y si me habían estado observando durante toda una semana podían ya tener idea de mi rutina. ¡Y era justo el día que más tarde volvía a casa!

Así que ese día al volver me puse a compartir mi ubicación por whatsapp con Mad. Just in case, le dije. Y al final fue just in case.

¿Mi vecina de más de 8 décadas estará en complicidad con secuestradores seriales? Probablemente no. Pero ¿cómo le explico eso a mi cabeza cuando comienza a actuar por su cuenta?

Esa pérdida de control sobre tus propios pensamientos, eso es la ansiedad.



Sálvame Green Lantern!



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