Susurros profundos - Editorial Alpaca





Existen monstruos y fantasmas dentro de nosotros. Espectros de vidas pasadas, seres oscuros milenarios, criaturas deformes, antiguos demonios; cada uno más desalmado y grotesco que el anterior. Ellos aprovechan tus momentos de debilidad para tomar el poder de tu cuerpo. Susurran a tu oído que hagas las cosas mal, que te autosabotees, que insultes a quién respetas, que golpees a quién quieres, que engañes a quién amas. De eso se alimentan, crecen; al igual que crece el poderío que tienen sobre ti. De pronto tus ojos dejan de tener el brillo de la bondad, ellos te han envenenado. Y te convencen de que es culpa del otro ¿Los escuchas? A veces es difícil entenderlos a todos, hablan juntos al mismo tiempo ¿La voz de quién seguiste ésta vez? Ten cuidado, los caminos por los que te llevan suelen ser irreversibles. ¿Acaso no has tenido miedo? ¿Angustia? ¿Ansiedad? Son ellos, revoloteando bajo tu piel, relamiéndose los colmillos, haciendo estragos con tu mente, cambiando los cables de lugar, oscureciendo tus entrañas. Dicen que las señales de que te van consumiendo comienzan con dolores corporales, cansancio, ganas de dormir. Ellos te hacen posponer tus tareas, ellos te hacen comer demás, ellos te hacen abandonar lo que amas, ellos expulsan las lágrimas de tus ojos, te envenenan lentamente. Te quieren débil, destrozado. Así su poder sobre ti será eterno.
Te preguntarás qué es lo que quieren de ti: tu muerte. Tu suicidio en realidad, nada mejor que saborear una victoria. Pequeños pasos a la vez. Ellos son muy pacientes. 
¿Escuchaste sus voces cuándo te dijeron que no valías nada? ¿Los escuchaste insultarte, denigrarte? ¿Los escuchaste planeando contigo tú muerte? Ellos sostenían el filo cuando te cortaste los antebrazos. Quieren saborear tu muerte paso a paso. 
¿Cómo que no los has escuchado? ¿Acaso no sabes que usan tú voz? Los escuchas todo el día, a cada instante, a cada segundo. Ellos te dieron ésa idea que no puedes sacarte de la cabeza, esa idea que intentas apartar y siempre regresa cuando tienes la guardia baja. Esa idea de encender el gas y dejarlo correr, ésa idea de tomar una soga y hacer un nudo, ésa idea de ahogarte en narcóticos, ésa idea de cortarte las muñecas más profundamente, lo suficiente como para cortarte los tendones y dejar la sangre correr. Esa idea de pararte frente a un trén, de correr frente a un camión en movimiento, la idea de subir al último piso de un edificio y saltar para alcanzar el cielo. Así ellos serían libres para correr a otros cuerpos a hacer el mal. Porque de eso se alimentan, por ello crecen. Son todos tus miedos juntos, la muerte susurrante en tu sombra, tus oscuros titiriteros manejando tus pasos. Ya no queda bondad en ti. Son la oscuridad encerrada en tu cuerpo, y quieren libertad, ¡rápido, debes dejarlos salir o te consumirán! ¡Debes saltar! 
. . . 

Existen monstruos y fantasmas dentro de nosotros. Y a veces ellos ganan. 









Mad Hatter
190516

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