Relatos Mansos - Editorial Alpaca
Relatos mansos El día era uno más entre tantos de esos monótonos que componían su vida. Mientras peleaba con su conexión de internet tercermundista, profiriéndole maldiciones como si ésta pudiera escucharla, a la que oía maldecir aún más fuerte era a su vecina, gritándole a ese chiquita insoportable porque no quería bañarse, o porque le dolía la panza por comer muchos caramelos, o porque el perro caniche, que tampoco que se callaba, la había mordido ligeramente porque no dejaba de molestarlo. A veces se preguntaba por qué algunas personas tenían hijos. Trató de no prestarles atención y continuar con su trabajo, aunque su patética conexión se lo dificultaba. Una vez más optó por reiniciar la máquina. Y como al mundo le gusta mantener su propia rutina, cerca de las siete comenzó a escuchar las sirenas de la ambulancia, y tan sólo segundos después vio por la ventana que el viejo del 1 salía a ver si podía chusmear algo, inútilmente por supuesto. Pero al mundo le gusta manten